Las flores podrían definirse como los órganos reproductivos transitorios de algunas plantas, más concretamente como porciones de los tallos y las hojas que se han transformado de forma extrema. Emergen en la época de la polinización y tras ser fecundadas, algunas de sus partes se convierten en fruto y otras partes se desvanecen.
Por lo que estos seres, las plantas, expanden los límites de su cuerpo, y engendran arquitecturas de color, geometría y aroma; es una entrega total al exterior, para luego desvanecerse y volver a alimentar la tierra.
A lo largo de los siglos, las plantas han desarrollado relaciones de interdependencia biológica con otras especies, en las que ambas obtienen beneficio. Un ejemplo de ello es la polinización entomófila, en la cual algunos insectos se alimentan del néctar que desprende la planta en los estambres de sus flores, quedándose adherido en sus cuerpos. Éste acaba siendo mezclado en los pistilos de otras plantas, produciéndose así la fecundación.
Las flores siempre han fascinado a la humanidad por su diversidad de diseños, texturas y perfumes.
Las plantas son vistas como una fuente inagotable de vida y en muchos mitos, las personas somos una prolongación de ese principio vegetal, al cual volveremos cuando muramos.
Por ejemplo, en India, la flor del loto expresa la manifestación del cosmos y de la divinidad en un mismo acto. El agua sobre el que flota representa la sustancia potencial creativa, y sus raíces transforman esa Purusha (conciencia) en materia (Prakriti), manifestada a través de la flor, con sus pétalos expandidos hacia el cielo.
El loto además tiene otras lecturas como la trasmutación del germen o fango en belleza, queriendo con esto simbolizar que toda experiencia en la vida, especialmente los acontecimientos más desafiantes, se ven alquimizados en belleza y sabiduría.
En los dibujos antiguos sobre el tantra yoga encontramos a los 7 chakras o ruedas energéticas que atraviesan la columna vertebral, como siete flores del loto. Cada centro energético usa una flor distinta, que varía el número de pétalos y color, según su frecuencia.
La flor de la vida, símbolo usado desde tiempos pre-históricos, nos habla de la conexión de todas las formas de vida del universo, de la gran red que permea la existencia.
En la mitología romana tenemos a la diosa Flora, encargada de renovar los ciclos vitales. Cuando Flora tocaba con una flor producía la fecundidad en la persona. Los rituales de la floralía, celebraban a esta diosa entre finales de abril y principios de mayo, y era tradición cubrir todas las calles y plazas con flores.
Las flores además han sido fuente de tintes naturales desde la Antigüedad hasta el presente. Algunos ejemplos son las flores de caléndula, que dan tonos amarillos-anaranjados; las flores de aliaga de un amarillo intenso; la flor del azafrán que contiene un tinte de altísima calidad e intensidad, la crocina, o las flores de gualda, con altas concentraciones de luteolina.
En definitiva, las flores son una celebración de la vida, de la sexualidad, del cambio, del deleite y el éxtasis.
Nos inspiran a celebrarnos y entregarnos completamente, sin por ello esperar nada a cambio, sino por el mero hecho de ser, de existir.
Con esta energía dentro del cuerpo, os invito a que participéis en el Curso:
ESTAMPACIÓN FLORAL SOBRE TELA
que haremos en la finca de Symbiotic Colours el día 15 de Junio de 11.30 a 14 h.
Disfrutaremos de respirar, pasear, observar y veremos unas nociones básicas sobre plantas silvestres para estampar sobre tela. Probaremos varias técnicas para fijar el tinte de las flores y plantas sobre tela de algodón, y podrás llevarte a casa tus experimentos.
¡Nos vemos el sábado entre las flores!
Bibliografía:
Elíade, Mircea. Tratado de historia de las religiones. Éditions Payot, París 1980.
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